Conferencia
Magistral "La Fe y la Ciencia en la Crisis de la Modernidad"
dentro del Foro Internacional Fe y Ciencia
La
modernidad ha propiciado una fisura de consecuencias muy graves para
la humanidad entre la fe y la ciencia, entre la razón y la revelación,
desprestigiando y desvalorizando al hombre ocasionando con esto el separar
al conocimiento de la fe, del conocimiento científico todo esto
en pos de un racionalismo materialista, el cual ha llevado al mundo
a una crisis universal.
Por tal motivo y
para que se conozca un poco más acerca de este tema el Dr. Juan
Antonio Widow expuso la ponencia "La Fe y la Ciencia en la Crisis
de la Modernidad", dentor de los trabajos del Foro Internacional
Fe y Ciencia que organiza la Universidad Autónoma de Guadalajara.
Es importante entender
mencionó el Dr. Widow las nociones fundamentales de este tema,
es decir, lo que es la fe y la ciencia. La fe es un acto de la inteligencia,
consiste en asentir por la inteligencia a aquello que Dios ha revelado
a los hombres. Es decir, la fe es la perfección mayor a la cual
puede aspirar la inteligencia, pues se trata de conocer a Dios mismo.
Al negar que el entendimiento humano puede conocer por medio de la fe,
es también negar que por medio de las criaturas se pueda ascender
al conocimiento del Creador.
Y la ciencia es
la contemplación de la naturaleza de las cosas, es conocimiento
de la verdad entrañada en ellas, es el tipo de conocimiento sistemático
y articulado que aspira a formular mediante lenguajes apropiados y rigurosos
las leyes que rigen los fenómenos relativos a un determinado
sector de la realidad.
Mientras estos dos
principios están claros en el hombre, la relación entre
la fe y la ciencia es correcta, ya que la finalidad común de
ambas es la contemplación de la verdad que ha fijado un criterio
e indicado un camino a la inteligencia humana que para nadie que profesase
la fe católica se le mostraría obscuro e incierto, señaló
el doctor Antonio Widow.
Ahora este problema
se presenta debido a la grave problemática socio-moral que se
vive en nuestros días. El problema actual está en que,
es el entendimiento la facultad cognoscitiva humana, que es objeto de
una acción subversiva quizá la más intensa de cuantas
se hayan dado antes en la historia espiritual de la humanidad, ocasionando
originar a un hombre deificado que reniega de todo valor religioso y
presenta una batalla a Dios basándose en desacreditar aquello
que la fe católica enseña sustentándose en la ciencia.
Actualmente la ciencia
nominalista ya no tiene como punto de apoyo las esencias universales,
ya que lo único válido es lo singular y no lo universal.
En el ambiente de
la ciencia lo más importante ya no es saber, sino tener, poder,
ya que la ciencia moderna es poder y afirma "la creencia de que
sólo hay una Verdad y que uno mismo está en posesión
de ella" siendo el mismo hombre el que se ha convertido en víctima
de su propio poder, y es este mismo concepto de la ciencia nominalista
el que ha influido en las artes y la teología convirtiendo a
esta en un juego de palabras y desapareciendo por completo la capacidad
de admirarse por lo designios de Dios, esto deriva en hacer de la fe
un acto de afecto y no de conocimiento, es decir, se vuelve un sentimiento
que es lo que ocurre con Martín Lutero (iniciador del protestantismo).
Si se niega a los
hombres la posibilidad de entender, "de ser de algún modo
todas las cosas" como decía Aristóteles, para dejarlos
como consecuencia de ello fatalmente encerrados dentro de una subjetividad
sin trascendencia, se suprime radicalmente la perfección para
la cual fueron creados.
Por lo cual quedan
reducidos aún en el plano puramente natural, a una condición
muy inferior a la de las bestias, pues no sólo se les ahoga y
aplasta cualquier aspiración a un bien que les trascienda, sino
que, además, no se les priva de los dolores y angustias que ciertamente
no experimentan aquéllas, y para los cuales no se ofrece algún
consuelo o esperanza de un bien que no sea tan precario como la propia
subjetividad. Lo que se les ofrece a los hombres no es otra cosa que
el infierno, afirmó el Dr. Antonio Widow.
La ideología
niega que exista una verdad absoluta, y para el modernismo y protestantismo
la inteligencia no es el lugar donde reside la virtud teologal de la
fe, ya que para ambos la fe no es más que un sentimiento.
El objeto de la
ciencia es el conocimiento de la verdad de las cosas y que ésta
es una participación de la Verdad Primera, a la cual se accede
por el asentamiento intelectual de la fe teologal.
Por lo cual como
dice San Alberto Magno "hay dos clases de ciencias", una cuyo
conocimiento está sujeto a la razón y se alcanza por el
estudio y la enseñanza y la otra la revelada por Dios, que la
razón no puede alcanzar, de está forma concluyó
su exposición el Dr. Juan Antonio Widow.