El Purgatorio y el Cielo, Lugares para Limpiar el Alma y Disfrutar
de la Presencia de Dios
Importantes
datos para recordar a los católicos la existencia del Purgatorio
y del Cielo, aportó el Sr. José Baltazar Sosa Chávez, editorialista
del periódico El Heraldo de México y egresado de la Asociación
Católica de la Juventud Mexicana (ACJM) en la ponencia "El purgatorio
y el cielo" en el marco del II Foro Internacional Fe y Ciencia
de la UAG.
Antes de iniciar con esta ponencia el expositor manifestó que
el Foro permitió conocer los medios necesarios para rectificar
o confirmar, según el caso, el actuar de las personas. Esta rectificación
pondrá, a quienes la hagan, en posibilidad de gozar eternamente
con Dios en el Cielo, y de expiar completamente nuestras culpas
en esta vida para no sufrir las penas debidas a nuestros pecados,
en el purgatorio, con iguales suplicios que los del infierno,
aunque sean temporales. Sobre el purgatorio, dijo que es un lugar
de purificación en donde las almas justas que no han pagado totalmente
por sus pecados, los expían con graves sufrimientos, antes de
entrar al Cielo.
Aunque algunos protestantes objetan que no se habla del purgatorio
en la Sagradas Escrituras, destacó, su existencia se menciona
en varias ocasiones, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento;
y es verdad de fe sostenida por el Magisterio de la Iglesia y
proclamada en el Concilio de Trento.
"Es razonable la existencia del purgatorio", continuó, "porque
Dios sería injusto al condenar a las almas que mueren en estado
de gracia, pero también sería injusto si las dejara entrar en
el Cielo, estando manchadas".
Narró
que las penas del purgatorio son iguales a las del infierno y
son: la pena de daño, que consiste en no gozar de la visión de
Dios, y la pena de sentido, consistente en sentir el fuego y otros
padecimientos. Pero en el purgatorio las penas no son eternas
y hay esperanza; a diferencia del infierno, donde las penas son
eternas y no hay esperanza alguna.
Dio
a conocer que las tres iglesias, la triunfante, la purgante y
la militante, están unidas por la comunión de los santos, y ésta
hace que los que están en el mundo puedan pedir por los que ya
murieron, y los que están en la otra vida, ya justificados, puedan
rogar por los vivos.
Los medios de evitar el purgatorio son: huir del pecado, hacer
penitencia por los pecados cometidos, ofrecer sufragios por los
difuntos, tener compasión y dar limosna a los pobres, perdonar
generosamente las injurias, ganar indulgencias, asistir al Santo
Sacrificio de la Misa, confesarse y comulgar, y la devoción a
la Santísima Virgen María, particularmente el rezo del Santo Rosario.
Sobre el Cielo refirió que según Santo Tomás, "el Cielo Teológico
es el bien perfecto, que sacia perfectamente el apetito humano,
sin que pueda desearse nada más". Y San Pablo sólo pudo decir
del Cielo que "Ni el ojo vio, ni el oído oyó jamás, ni pasó por
el pensamiento de nadie, lo que Dios tiene preparado a los que
le aman", (I Corintios, 2, 9).
El
alma purificada irá al Cielo a gozar de la visión beatífica, es
decir, verá a Dios clara e inmediatamente tal como Él es en sí
mismo.
El
Cielo constituye el premio eterno a los bienaventurados, dijo
el expositor, y es además, la posesión plena y perfecta de una
felicidad en el bien, sin límites, que saciará todas las apetencias
del corazón humano, el cual poseerá para siempre esa felicidad
con seguridad absoluta.
Finalizó
pidiendo a los participantes solicitar a Dios la gracia de cumplir
con decisión y alegría el mandato de amarlo sobre todas las cosas.
"Arrepintámonos por el poco ánimo que hemos tenido en corresponder
al amor de Dios, que nos creó y nos redimió y nos preparó la gloriosa
morada del Cielo para toda la eternidad, y mantengámonos esperanzados
en el auxilio de Dios y de su Santísima Madre para alcanzarla",
concluyó.