Especialistas Analizaron las Raíces y Orígenes del Desorden Social

Por Rafael Lozornio Barragán

Dentro de la tercera edición del Foro Fe y Ciencia que lleva a cabo la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), estudiosos explicaron sus puntos de vista sobre los orígenes del desorden social.

Durante el desarrollo de mencionado panel, el Dr. Miguel Ayuso, catedrático de la Universidad de Comillas, España, a través de la tecnología del video abordó este tema desde la perspectiva del orden político, destacando que al definir la revolución lo hace como a un sustantivo propio, “el conjunto de ideas y acciones que se oponen al orden natural”.

Añadió que la Revolución Francesa es considerada como la revolución política por antonomasia. Ésta tiene su fundamento en el liberalismo y el naturalismo y está en contraposición del orden fundado.

Enfatizó que en contraposición a la revolución, la Iglesia y la sociedad cristiana reaccionaron intensamente; particularmente en el mundo hispano, poniendo como ejemplo a México con la Revolución Cristera. Pero de alguna manera la resistencia a la revolución ha ido decayendo progresivamente, pues las sociedades han sido minadas en sus cimientos. La Iglesia escapa a esta situación y en la práctica ha ido transgrediendo en muchas cosas que favorecen el avance de dicha revolución.

Exhortó al concluir su intervención, realizada a través de un video proyectado, que se debe combatir el desorden pero sin caer en las categorías que propone la revolución, sino tratando de reinstaurar el orden natural, que es el orden querido por Dios.

Por su parte, el Dr. Ernesto del Castillo Calleros, quien es articulista, editorialista y un reconocido catedrático, manifestó que las raíces del desorden social que prevalece en nuestros días se enmarca en la lucha milenaria entre el bien y el mal, entre la verdad y el error, entre el amor y el odio.

Refirió que el punto de partida de la revolución anticristiana fue la seducción que la serpiente hizo a Adán y Eva en el paraíso terrenal y que se repite a lo largo de la historia hasta llegar a nuestros días con las prédicas de la Nueva Era.

Señaló que la Revolución anticristiana se esconde, se reorganiza y ataca difundiendo ideas, conceptos y doctrinas contrarias a la prédica evangélica. Gana terreno en la conciencia de las sociedades hasta culminar en la situación actual, en que priva el relativismo, el escepticismo, el ateísmo y finalmente el satanismo. Más sin embargo las alternativas que se nos ofrecen se pueden resumir en dos posiciones antagónicas “o con Cristo o contra Cristo” “...quienes estamos en el primero de los bandos, con Cristo y que opten por el bien, contamos con la promesa de que la victoria será la que fue hecha por el verbo divino”, indicó.

Por su parte, el Dr. Federico Mihura Seeber, filósofo por la Universidad Católica de Argentina “Santa María de los Buenos Aires” y escritor de destacadas obras como “Aproximación al dolor”, entre otros títulos; quien se enfocó a la naturaleza y fin de la revolución política anticristiana, de la cual hay que entender bien que está pasando y propone descubrir cuál es la esencia o naturaleza del orden político cristiano y de su opuesto. El opuesto, explicó, o el enemigo del cristianismo no combate desde el exterior, sino desde el interior, agregó.

Comentó que fueron mil años de reinado de Cristo sobre la tierra, de supremacía y dominio político sobre los pueblos. Este orden duró hasta que empezó a producirse un quiebre paulatino que se fue consolidando e intensificando como una nueva inspiración política.

Dijo que el factor esencial de la política como determinante de la cultura humana reside en la relación del hombre con la ley; el hombre no puede lograr su perfección sin la ley, sin ésta no puede ser bueno, virtuoso. Actualmente se vive una situación insólita: el repudio a toda ley y a toda coactividad.

Mencionó que la sociedad política se ha convertido en la más eficaz empresa de corrupción del hombre, ello es alentado hoy por una cultura y una civilización que no reconoce límites a las aspiraciones y al placer de los individuos.

Concluyó que si se quiere ser fiel a Cristo debe haber una preparación para sufrir persecución. La Cruz de Cristo no es solamente el “trago amargo que debemos pasar, para después triunfar; ella misma es el triunfo”, puntualizó el experto.

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