RELATORIA
- PANEL
Fecha:
3/Octubre/2003 Hora: 18:00 – 19:30
Tema:
Panel: “Las
Bases Históricas y Culturales de
la Cristiandad”
Expositor:
Dr. Antonio Widow, Dr. José Ernesto
del Castillo C.
Relatores:
Lic. Sofía Villavicencio Márquez,
Ing. Oscar A. Angulo Favela
|
Dr.Antonio
Widow
El
Cristianismo naciente asume como su base natural,
no la cultura hebrea, con la cual rompe, sino
la cultura greco-latina.
No
se puede hablar de una cultura judeo-cristiana,
pues la historia de Israel culmina con la Encarnación
del Verbo.
La
cultura judía no perdura en el cristianismo.
En el lenguaje, es la capacidad metafísica
de la lengua griega la que sirve de base a la
filosofía de occidente y a la Teología
Católica. El lenguaje de la Fe es el lenguaje
de la cultura griega.
El
carácter sacro que la vida social tenía
en la civilización pagana desaparece. La
única sociedad sacra en el cristianismo
es la familia porque se funda en el Sacramento
del Matrimonio. Este es el germen que cristianiza
a la sociedad.
En
relación a la sociedad civil, el principio
del orden social en el cristianismo es que “toda
autoridad viene de Dios”.
No
es que Dios designe directamente a las personas
que han de ejercer la autoridad sino que la autoridad
debe ajustarse a lo que exige la ley natural establecida
por Dios. En la medida en que se somete a una
Ley Superior, el gobernante tiene el derecho de
exigir a otros la obediencia. El gobernante es,
por lo tanto, el representante de Dios en el ejercicio
del poder.
Dr. Ernesto Del Castillo Calleros
México surge de una transculturación
europea, de estilo greco-latino y cristiano, que
aunado a nuestras raíces indígenas,
toma un estilo muy peculiar de ser.
Nuestra
naciente patria recibió un “manjar
teológico”: la doctrina del Concilio
de Trento y del Ordo Missae de San Pío
V.
De
este modo, se instauró la Cristiandad en
nuestra patria, que vivió bajo la tutela
de España por 300 años, gozando
de un gobierno y de costumbres cristianas que
nos permitieron crecer en relativa paz.
En
la cristiandad, la ciudad se organiza tomando
en cuenta la naturaleza humana, considerando a
la persona tal cual es, un alma y un cuerpo unidos
sustancialmente, y apreciando su altísima
dignidad.
En
la ciudad católica se reconoce también
la necesidad que el hombre tiene de vivir en sociedad
para perfeccionarse y cubrir sus necesidades,
pues el hombre es sociable por naturaleza.
El
intelecto del hombre se perfecciona en la verdad
y la voluntad humana se perfecciona en el bien.
El
perfeccionamiento del individuo es el primer paso
para la Restauración del Reino de Cristo.
Pero esto resulta insuficiente si en nuestras
propias familias no instauramos el orden cristiano.
Si
estos son ya realmente los últimos tiempos,
entonces el católico deberá estar
preparado para el martirio, pues ya no habría
entendimiento posible sino persecución.
Habría llegado la hora de la Iglesia de
los mártires.
<<
Inicio |