RELATORIA
Fecha:
2/Octubre/2003 Hora: 16:00 – 17:45
Tema: Panel: “Las
raíces del desorden social”
Expositor: Dr. Ernesto del Castillo Calleros,
Dr. Federico Mihura S.,
Dr. Miguel Ayuso
Relatores: Lic. Ernesto Ávalos López,
Lic. Refugio Durán Muñoz
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Participación
de Dr. Miguel Ayuso
Aborda
el tema de las raíces del desorden social
desde la perspectiva del orden político
IDEAS
CENTRALES
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Al definir a la REVOLUCIÓN lo hace como
a un sustantivo propio: “Es el conjunto
de ideas y acciones que se oponen al orden natural”.
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El concepto tiene un significado preternatural,
y como tal tiene un origen también preternatural.
En ese sentido, el combate se libra en el orden
espiritual. Además, esa lucha tiene consecuencias
en el orden natural.
·
Es a partir del siglo XVI, con la aparición
de los grandes movimientos religiosos, filosóficos,
políticos y sociales, que la Revolución
adquiere un impulso fundamental.
·
La Revolución Francesa es considerada como
la revolución política por antonomasia.
Ésta tiene su fundamento en el liberalismo
y el naturalismo, y está en contraposición
del orden fundado en la concepción cristiana.
·
Actualmente vivimos en una época en que
se han disuelto las “religiones viriles”.
·
En contraposición a la Revolución,
la Iglesia y la sociedad cristiana han reaccionado
intensamente; particularmente en el mundo hispano
esta reacción ha sido ejemplar, como en
la llamada “revolución cristera”.
·
La resistencia a la Revolución ha ido decayendo
progresivamente, pues las sociedades han sido
minadas en sus cimientos. La Iglesia no ha escapado
a esta situación y en la práctica
ha ido “pactando”, transigiendo, en
muchas cosas que favorecen el avance de la Revolución.
Particularmente, a partir del Vaticano II, con
los cambios introducidos en el seno de la Iglesia,
ha motivado que la Restauración parezca
cada vez más difícil.
·
Se debe combatir el desorden, pero sin caer en
las categorías que propone la Revolución,
sino tratando de reinstaurar el orden natural,
que es el orden querido por Dios.
Participación de Dr. Ernesto del
Castillo Calleros
IDEAS
CENTRALES
*
Las raíces del desorden social que prevalece
en nuestros días se enmarca en la lucha
milenaria entre el bien y el mal, entre la verdad
y el error, entre el amor y el odio, entre la
virtud y el vicio.
*
El punto de partida de la revolución anticristiana
fue el grito que lanzara Luzbel: “Non serviam”,
el cual se prolonga en el “seréis
como dioses” con que la serpiente seduce
a Adán y Eva en el paraíso terrenal,
y se repite a lo largo de la historia hasta llegar
a nuestros días con las prédicas
de la Nueva Era.
*
Tras la trasgresión al mandato Divino viene
el castigo: a la humanidad sólo le quedaban
las cualidades de su naturaleza racional, debilitadas
ahora por su “naturaleza caída”.
Pero Dios no abandona a su criatura predilecta
y le hace su gran promesa de redención,
la cual hace a su pueblo elegido, hasta llegar
a la plenitud de los tiempos, cuando se da cabal
cumplimiento a las profecías y se consuma
con la encarnación, vida, pasión,
muerte y resurrección de Nuestro señor
Jesucristo, razón de la promesa Divina:
“Y el Verbo se hizo carne, y habitó
entre nosotros”.
*
Pero “Él vino a los suyos y los suyos
no le recibieron”, y no sólo no le
recibieron sino que le mataron en la Cruz. Con
Su muerte y resurrección, Cristo vence
al mundo, al demonio, a la carne y a la muerte.
*
En el orden social, el mensaje evangélico
se realiza en la “Ciudad de Dios”,
en la maravillosa sociedad cristiana, una sociedad
regida por el Evangelio.
*
A lo largo de la historia, la humanidad ha registrado
épicas luchas en pos del mantenimiento
del orden cristiano.
*
La Revolución anticristiana se esconde,
se reorganiza y ataca con nuevos bríos,
difundiendo ideas, conceptos, y doctrinas contrarias
a la prédica Evangélica. Gana terreno
en la conciencia de las sociedades hasta culminar
en la situación actual, en que priva el
relativismo, el escepticismo, el ateísmo
y, finalmente, el satanismo. Todas ellas manifestaciones
claras del grito “Non serviam” con
que se inicia el proceso de revolución.
*
Las alternativas que se nos ofrecen se pueden
en resumir en dos posiciones antagónicas:
“O con Cristo o contra Cristo”. Quienes
estemos en el primero de los bandos, con Cristo,
que optemos por el bien, contamos con la promesa
de que la “victoria al final será
mía”, hecha por el Verbo Divino.
Participación
de Dr. Federico Mihura S.
Naturaleza
y fin de la revolución política
anticristiana
IDEAS
CENTRALES
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De las pocas cosas que podemos hacer ante la situación
que se nos plantea, lo primero es entender bien
qué está pasando.
·
El punto central de la propuesta del Dr. Federico
Mihura S. es descubrir cuál es la esencia
o naturaleza del orden político cristiano
y de su opuesto y cuál es el presumible
desenlace de la oposición entre ambas.
·
El cristianismo no es combatido por un enemigo
exterior a él, sino por un enemigo que
surge de él, de un enemigo que, en cierto
modo, le pertenece.
·
Al título, habría que hacerle una
precisión, mas que una “revolución
política anticristiana”, se debería
hablar de una “revolución anticrística”.
·
El mensaje de Cristo llegó a inspirar la
cultura humana por un admirable periodo de mil
años, pero este orden humano de la cristiandad
está en trance de desaparecer totalmente
de la tierra por el orden enemigo. Ese orden cristiano
ha sufrido un “quiebre” por un espíritu
de apostasía que abarca a todas las dimensiones
del perfeccionamiento humano.
·
Fueron mil años de reinado de Cristo sobre
la tierra, de supremacía y dominio político
sobre los pueblos. Este orden duró hasta
que empezó a producirse un quiebre paulatino
que se fue consolidando e intensificando como
un nueva inspiración política.
·
Durante el tiempo de dominio político de
Cristo el virus anticristiano estuvo atado por
una legalidad política inspirada en el
Evangelio; cuando dicho virus dejó de estar
atado, empezó a operar libremente y sin
trabas.
·
El factor esencial de la política como
determinante de la cultura humana reside en la
relación del hombre con la ley; el hombre
no puede lograr su perfección sin la ley,
sin ésta no puede ser bueno, virtuoso.
La ley es absolutamente necesaria para la perfección
ética humana, y la ciudad, el estado, son
necesarios para que haya esa ley.
·
Actualmente vivimos una situación insólita:
el repudio a toda ley y a toda coactividad.
·
Aunque la ley sea necesaria para hacer buenos
a los hombres, ella no es suficiente. Ni siquiera
el cumplimiento de la Ley Divina es suficiente
para ser santos. Requiere, además, de la
Caridad, ya que ésta resume toda la Ley.
·
La inspiración del orden político
cristiano fue la Caridad. Al revelar Cristo que
sólo por la Caridad podemos salvarnos,
pone a la caridad por encima de la Ley, pero con
ello no quiere decir que la Caridad anule a la
Ley, no quiere decir que deje sin efecto sus mandatos,
sino que la perfecciona.
·
¿Qué es lo que hizo el enemigo de
la cristiandad? usó en su beneficio la
fuerza del contrario; reinterpretó la Caridad,
falseándola, y la puso contra la Ley. La
falsa caridad fue convertida en un aliciente para
todo pecado, para toda transgresión, de
manera que esta falsa caridad se convierte en
el factor social más disolvente, en el
más potente corrosivo del orden social
y de todo hábito virtuoso. Esta es una
jugada “genial” del enemigo de Cristo,
con la que destruye en su misma base la estructura
política del orden cristiano.
·
Provoca una terrible inseguridad psicológica
entre los que detentan el poder político,
creando una esterilizante complejo de culpa para
el ejercicio del poder político.
·
El momento significativo de esta corrupción
de la caridad fue la Ilustración y la Revolución
Francesa. Bajo el lema de “Libertad, Igualdad,
Fraternidad” podemos ver patente esa inversión
o falsificación de la Caridad.
·
La sociedad política se ha convertido en
la más eficaz empresa de corrupción
del hombre: de todas potencias y facultades humanas.
Todo ello es alentado hoy por una cultura y una
civilización que no reconoce límites
a las aspiraciones al placer de los individuos.
Lo que hoy vemos es lo más parecido que
pueda haber en la tierra, al infierno.
·
Se trata de una civilización en la que
ha sido abrogado el principio legal. Donde ha
sido abrogada la virtud coactiva. Paradójicamente,
la “nueva coactividad” se aplica sólo
a quien pretenda coaccionar.
·
Se percibe a la sociedad actual como el sustento
más acorde con la figura del Anti-Cristo,
el cual habrá de ser un jefe político.
·
Si queremos ser fieles a Cristo, debemos prepararnos
para sufrir persecución. La Cruz de Cristo
no es solamente el “trago amargo que debemos
pasar, para después triunfar; ella misma
(la Cruz) es el Triunfo.
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