RELATORIA

Fecha: 2/Octubre/2003 Hora: 12:00 – 13:50
Tema: Conferencia Magistral: La Crisis de la Iglesia (El Trigo y la Cizaña)
Expositor: R.P. Alfredo Sáenz S. J.
Relatores: Dr. Adrián Tirado Lugo, Prof. Manuel Vargas de la Torre

Desde el inicio de la Iglesia comenzó su persecución con la Revolución Anticristiana y que se expresa en lo que San Pablo denomina “el espíritu del mundo”. El mundo en sentido peyorativo puesto todo bajo el maligno, el mundo es el hálito de Satán. Mientras dure el mundo existirá “el espíritu del mundo” pero no siempre con el mismo poder. Hubo épocas en que el mundo era menos “mundano”, en las que el espíritu del Evangelio impregnaba las realidades temporales, el espíritu del mundo persistía, pero arrinconado. Tal situación se vivió por ejemplo en la Edad Media, pero luego comenzó un proceso de alejamiento que culmina en lo que se llama la modernidad, que es la encarnación del espíritu del mundo.

Después de la Edad Media el proceso transitó por tres etapas: el de la Reforma Protestante que no negó a Dios ni a Cristo pero repudió a la Iglesia fundada por Cristo. El segundo paso fue la Revolución Francesa en la cual no se negó a Dios, pero sí a Cristo; el tercer paso fue la negación no sólo de la Iglesia, sino de Dios y de Cristo, misma negación que encontró su desemboque institucional en el marxismo no sólo ateísta sino antiteísta, asesino de Dios.

Tres etapas, no casuales, sino inteligentemente dadas. Por la primera se agrietó la Cristiandad; por la segunda y la tercera se intentó la destrucción del Cristianismo. Tres pasos que suponen una inteligencia superior a la humana, la del inspirador del mundo: Satanás. Su S.S. Pío XII aludió a ese nefasto proceso, en una de sus inolvidables alocuciones en 1958. Después de estas tres negaciones ni Dios, ni Cristo, ni la Iglesia-, ¿qué queda?, sólo el hombre ocupando el lugar de Dios. La misma promesa del Paraíso: “seréis como dioses”. La idolatría del hombre. La economía, la política, el orden social; todo en torno del hombre. He aquí el nuevo rey, Cristo ha sido destronado, ahora nadie proclama los derechos de Dios, sólo los derechos del hombre. Este mundo moderno ataca a la Iglesia como a su principal enemigo desde afuera y desde adentro, infiltrándose en ella, sirviéndose para ello de diversas doctrinas y movimientos.

EL NATURALISMO

Para este movimiento el orden sobrenatural se revela como superfluo. El hombre del naturalismo se encierra en el reducto de su propia naturaleza, como un topo que vive bajo la tierra cerrado a la contemplación de las cosas superiores. El naturalismo es la antítesis del cristianismo, en éste, Dios se hace hombre para que el hombre se haga Dios. El pecado de Satanás consistió en no haber aceptado la elevación sobrenatural. El naturalismo es el gran pecado del mundo moderno, por eso está en el origen de todo lo que viene después: racionalismo, el liberalismo, el socialismo, el modernismo...

Podríamos agregar a este largo ataque de los últimos siglos contra la Iglesia la amenaza actual del nuevo orden mundial.

Este gran ataque a la Iglesia proveniente de fuera fue enfrentado con decisión por su S. S. Pío Nono.


LOS ATAQUES DESDE DENTRO

A fines del siglo XIX, pero sobre todo a comienzos del XX, aquellas ideas exteriores comenzaron a infiltrarse con lo que los Papas denominaron modernismo porque era un intento de apelar al pensamiento moderno “al naturalismo y al racionalismo del siglo XIX”.

Fue gloria de San Pío X ofrecernos una sintética exposición de esa herejía o mejor como él la llamó “conjunto de todas las herejías” en su encíclica Pascendi en 1906.

Podemos afirmar que las grandes ideas “del mundo moderno”: la mentalidad de las sociedades secretas, el liberalismo, etc. condenadas por Pío Nono habían penetrado en la Iglesia; más en particular por su dependencia de la filosofía moderna sobre la Kantiana y Hegeliana. Pío Nono, San Pío X y Pío XII fueron los Papas que enfrentaron esta crisis. Luego a la muerte de Pío XII los neo-modernistas resurgieron en el Concilio Vaticano Segundo en el que lograron introducirse junto con los obispos conciliares. Fue lo que se llama aún el “progresismo”, en el que se retoman viejos errores algo enmascarados, que se advierten sobre todo en el campo de la Teología, en el de la Sagrada Escritura, en el sacerdocio, en la catequesis, en la liturgia y en la doctrina social de la Iglesia.

Últimamente algunos jerarcas de la Iglesia han enfrentado al progresismo sin éxito. La Revolución Anti-cristiana ha llevado a la humanidad y en especial a los católicos a la pérdida de la lucidez y del coraje con la consiguiente destrucción de la inteligencia y de la voluntad, facultades éstas que hacen trascender al hombre y sin las cuales nos hemos “cosificado” perdiendo así el sentido de la realidad.

Ante esta crisis el Padre Alfredo Sáenz nos exhorta a recobrar la lucidez y el coraje para enfrentar con éxito esta lucha que parece ser la definitiva.

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