“La
Eucaristía, el Santo Sacrificio de la Misa
y el Rito Romano”
Por
Carmen Alicia Huerta Flores
“¿Sabes
en realidad lo que es la Santa Misa?”, con estas
palabras de San Leonardo de Porto Maurizio, se expresó
el sentido de la conferencia “La Eucaristía,
el Santo Sacrificio de la Misa y el Rito Romano”,
que es a la vez una defensa de la unidad litúrgica
de la Iglesia Católica a través del
Culto Romano.
Esta
ponencia fue impartida por el R.P. Rafael Navas, de
origen colombiano, dentro del marco del Foro Internacional
Fe y Ciencia 2004, organizado por la Universidad Autónoma
de Guadalajara (UAG), bajo el título “Sagrada
Eucaristía y Virgen María”.
Durante
su exposición el Padre Rafael Navas mencionó
que el Santo Sacrificio de la Misa es el misterio
central de nuestra Fe, sol de la vida cristiana. “No
hay pueblo sin religión, religión sin
sacrificio, ni sacrificio sin sacerdote”.
Expresó
que el hombre es síntesis de la Creación,
cuadro sinóptico del universo; contiene en
sí todos los elementos del orden creado: mineral,
vegetal, animal y espiritual. Dios lo crea por un
acto de amor, para en su unión a su naturaleza
partícipe de la plenitud de la felicidad de
las relaciones intratrinitarias: “Ni el ojo
vio, ni el oído escuchó...”
Por
el pecado, el hombre se separa de su Creador y este
agravio es de tal naturaleza que sólo podrá
ser reparado condignamente por la Encarnación
y el Sacrificio del Calvario, que “religará”
de nuevo al hombre con su Creador.
Dijo
que para perpetuar la obra redentora, Nuestro Señor
instituye el Sacrificio de Su Cuerpo y de Su Sangre,
y funda el sacerdocio ordenado a tal ministerio que
se actualiza en cada Misa.
“Los
ritos son costumbres de dar culto a Dios oficializadas
por el Magisterio, que remontan su origen a la Revelación
y que expresan la concepción que tiene la Fe
de Dios y del hombre y las relaciones entre estas
dos realidades objetivas”, afirmó.
Los
ritos también ejercen una función pedagógica
y por lo tanto deben ser fieles a su razón
de ser, que es la de vincular al hombre con Dios.
Al ser el rito expresión acabada de la Fe,
un cambio en el rito supone un cambio en la Fe y viceversa,
aunque de hecho, por ser el vínculo entre dos
realidades inmutables (Dios y el Hombre) el rito es,
de suyo, inmutable en lo esencial.
El
conferencista manifestó que la realidad instituida
por Cristo en la Última Cena, será transmitida
y continuada de siglo en siglo por la liturgia Católica,
enriqueciéndose a partir de ese núcleo
esencial y esto es lo que se conoce como Misa tridentina
o Misa de siempre.
Durante
los primeros siglos de la era cristiana se va estableciendo
lo sustancial de la Misa y ya en el siglo VII, con
el Papa San Gregorio Magno, se consolida en lo esencial
el tronco común del “Ordo Misae”,
denominado siglos más tarde de San Pío
V.
El
especialista señaló que en el siglo
XVI los reformadores protestantes buscaron deformar
el culto para adaptarlo a su nueva Fe de la Iglesia,
centrando sus esfuerzos destructivos en tres puntos
esenciales:
Negación
del carácter de sacrificio propiciatorio
de la Misa.
Negación de la transubstanciación.
Negación del sacramento del Orden Sacerdotal.
Para
enfrentar la herejía, el Concilio de Trento
estableció los cánones sobre la Misa
y el Papa San Pío V la Bula “Quo Primum
Tempore”, que garantiza el derecho a perpetuidad
de cualquier sacerdote, hasta el fin del mundo, de
decir la Misa según este rito.
Por
lo que dijo el Padre Rafael Navas que el 1° de
Noviembre del año 1969, siendo el pontífice
el Papa Paulo VI, instala en la Iglesia una nueva
Misa.
“La
fidelidad al rito tradicional fue tan grande, que
el 24 de Mayo de 1976, el Papa Pablo VI debió
poner todo el peso de su autoridad para que la nueva
Misa fuera celebrada por todos”, agregó.
El
24 de Mayo del 2003, con la celebración de
la Misa Tradicional en la Basílica Santa María
la Mayor, se da un nuevo paso: una declaración
en nombre del Santo Padre afirmando que el antiguo
Rito Romano conserva el derecho de ciudadanía
dentro de la Iglesia y no puede considerarse extinguido.
“La
restauración de la Misa Tradicional es el camino
para la restauración de la Iglesia, la familia,
las rectas costumbres y toda la civilización”.
Finalmente
el conferencista expresó que la sociedad, patrones
y obreros, jefes y subordinados, profesores y alumnos,
padres e hijos, gobernantes y gobernados, se reencuentre
para esa verdadera solidaridad en la comunión
del sacro santo Cuerpo de Cristo que se ofrece como
sacrificio en nuestra Santa Misa de siempre.
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