Relatoría
LA EUCARISTÍA, EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA
Y EL RITO ROMANO
Fecha:
Viernes 8 de Octubre
Hora: 12:00 hrs.
Conferencia: La Eucaristía, el Santo Sacrificio
de la Misa y el Rito Romano
Expositor: R. P. Rafael Navas
Moderador: Lic. Juan José Leaño Espinosa
Relatores: Lic. Bernardo Jesús Castillo Morán,
Dr.
Raúl Leguizamón Nelly
El
Santo Sacrificio de la Misa es el misterio central
de nuestra Fe, sol de la vida cristiana.
No
hay pueblo sin religión, religión sin
sacrificio, ni sacrificio sin sacerdote.
En
la Creación Dios difunde, ser bondad, bien
y belleza y crea de la nada al hombre a Su imagen
al darle una naturaleza racional y a Su semejanza
al darle la Gracia.
El
hombre es síntesis de la Creación, cuadro
sinóptico del universo. Contiene en sí
todos los elementos del orden creado: mineral, vegetal,
animal y espiritual. Dios lo crea por un acto de amor,
para en su unión a su naturaleza participe
de la plenitud de la felicidad de las relaciones intratrinitarias:
“Ni el ojo vio, ni el oído escuchó...”
Por
el pecado, el hombre se separa de su Creador y este
agravio es de tal naturaleza que sólo podrá
ser reparado condignamente por la Encarnación
y el Sacrificio del Calvario, que “religará”
de nuevo al hombre con su Creador.
Para
perpetuar la obra redentora, Ntro. Señor instituye
el Sacrificio de Su Cuerpo y de Su Sangre, y funda
el sacerdocio ordenado a tal ministerio que se actualiza
en cada Misa.
Los
ritos son costumbres de dar culto a Dios oficializadas
por el Magisterio, que remontan su origen a la Revelación
y que expresan la concepción que tiene la Fe
de Dios y del hombre y las relaciones entre estas
dos realidades objetivas.
Los
ritos también ejercen una función pedagógica
y por lo tanto deben ser fieles a su razón
de ser, que es la de vincular al hombre con Dios.
Al ser el rito expresión acabada de la Fe,
un cambio en el rito supone un cambio en la Fe y viceversa,
aunque de hecho, por ser el vínculo entre dos
realidades inmutables (Dios y el Hombre) el rito es,
de suyo, inmutable en lo esencial.
Ya
en el Antiguo Testamento, el sacrificio inspirado
por Dios a Moisés –figura y símbolo
del Sacrificio de Cristo- se hace de acuerdo a un
ritual, igualmente establecido por medio de Moisés.
La
realidad instituida por Cristo en la Última
Cena, será transmitida y continuada de siglo
en siglo por la liturgia Católica, enriqueciéndose
a partir de ese núcleo esencial y esto es lo
que se conoce como Misa tridentina o Misa de siempre.
Aunque
cabe tener presente que en el Concilio de Trento no
se creó una nueva Misa. El “Misal de
San Pío V” no es otra cosa que el misal
de la curia romana por siglos.
Nunca
hubo en la Iglesia –hasta 1969- un nuevo rito,
estrictamente hablando.
Durante
los primeros siglos de la era cristiana se va estableciendo
lo sustancial de la Misa y ya en el siglo VII, con
el Papa San Gregorio Magno, se consolida en lo esencial
el tronco común del “Ordo Misae”,
denominado siglos más tarde de San Pío
V.
En
el siglo XVI los reformadores protestantes buscan
deformar el culto para adaptarlo a su nueva Fe de
la Iglesia, centrando sus esfuerzos destructivos en
tres puntos esenciales:
Negación
del carácter de sacrificio propiciatorio
de la Misa.
Negación de la transubstanciación.
Negación del sacramento del Orden Sacerdotal.
Para
enfrentar la herejía, el Concilio de Trento
estableció los cánones sobre la Misa
y el papa San Pío V la Bula “Quo Primum
Tempore”, que garantiza el derecho a perpetuidad
de cualquier sacerdote, hasta el fin del mundo, de
decir la Misa según este rito.
Así
llegamos al 1° de Noviembre del año 1969,
siendo el pontífice el papa Paulo VI, en que
se instala en la Iglesia una nueva Misa.
Desde
que se publica el NOM, teólogos calificados,
presbíteros y algunos prelados quedaron impactados
por las “novedades” de la nueva liturgia,
particularmente porque había afirmaciones que
se prestaban a interpretaciones no conformes a la
doctrina definida sobre la presencia real, el sacerdocio
ministerial y la noción de sacrificio propiciatorio.
La
fidelidad al rito tradicional fue tan grande, que
el 24 de Mayo de 1976, el papa Pablo VI debió
poner todo el peso de su autoridad para que la nueva
Misa fuera celebrada por todos.
En
1984 se publica el texto llamado “del indulto”
en el que el Papa, bajo algunas condiciones, pide
a los Obispos que permitan el rito tradicional a los
fieles y sacerdotes, de manera provisoria que lo soliciten...
a pesar de su poca aplicación fue un primer
paso para el retorno de la Misa.
En
1986, una comisión de cardenales nombrada por
el Papa reconoce que la Misa Tradicional no había
sido abolida y que ningún obispo podía
prohibir su celebración.
En
el año 1988, a raíz de las ordenaciones
de Econe, aparece un nuevo texto, el “Motu Propio
Ecclesia Dei”, que facilita el camino para la
celebración de la Misa tradicional.
En
1998, en una conferencia ante peregrinos tradicionalistas
congregados en Roma, el cardenal Ratzinger pide que
sea reconocida la Misa de San Pío V.
En
Enero del 2002, con la creación de la Administración
Apostólica “San Juan Ma. Vianney”,
el Papa da un paso sin precedentes para el retorno
a la Misa Tradicional, no ya como una concesión
pasajera y provisoria sino como un derecho.
El
24 de Mayo del 2003, con la celebración de
la Misa Tradicional en la Basílica Santa María
la Mayor, se da un nuevo paso: una declaración
en nombre del Santo Padre afirmando que el antiguo
Rito Romano conserva el derecho de ciudadanía
dentro de la Iglesia y no puede considerarse extinguido.
La
restauración de la Misa Tradicional es el camino
para la restauración de la Iglesia, la familia,
las rectas costumbres y la civilización toda.
Roma
ha manifestado de diversas formas una voluntad de
llevar la paz litúrgica al Universo Católico
que se resume en las declaraciones del Cardenal Darío
Castrillón Hoyos publicadas en “Latin
Mass” anunciando que Roma prepara una “garantía
jurídica” para los fieles y sacerdotes
que están vinculados al Rito Tradicional, lamentablemente
no en todas partes es eficazmente o con la prontitud
que sería de esperar, secundado en este tema,
por los episcopados.
<<
Inicio | Programa
| Subir |