Relatoría
SAGRADA EUCARISTÍA Y VIRGEN MARÍA
Fecha:
Viernes 8 de Octubre
Hora: 10:00 hrs.
Conferencia: El Sacramento de la Eucaristía
Expositor: R. P. Alfredo Sáenz, S. J.
Moderador: Lic. Héctor Gómez González
Relatores: Lic. Héctor Gómez González,Dr.
Adrián Tirado Lugo
Según S. Tomás la Eucaristía
tiene tres miradas: al pasado, al presente y al futuro.
Al pasado, ante todo, ya que conmemora la Pasión
de Cristo, y por eso se llama sacrificio. Otra significación
adquiere respecto al presente, y por esto se llama
comunión, ya que realiza actualmente la unión
con Cristo, y a través de Él, con los
miembros de su cuerpo. Finalmente una mirada al futuro,
ya que anticipa el Cielo; y por ello recibe el nombre
de viático.
1.
La Eucaristía como sacrificio.
La
Eucaristía es el mismo sacrificio de la Cruz
hecho presente, aunque de manera incruenta. No es
“otro” sacrificio, sino el mismo, que
se nos hace contemporáneo. Por ello escribe
San Juan Crisóstomo: “Así como
Cristo, que se ofrece en muchas partes de la tierra,
es un solo cuerpo, y no muchos cuerpos, así
también es uno el sacrificio”.
Este
primer aspecto de la Misa tiene consecuencias en la
vida extralitúrgica. Todo lo que en nuestra
vida es doloroso y penoso, las enfermedades, los problemas
familiares, etc., deben ser unidos al sacrificio de
la Misa. Es “lo que falta a la Pasión
de Cristo”. De esa manera podemos “eucaristizar”
nuestros padecimientos, confiriéndoles un sentido
apostólico y redentor.
2.
La Eucaristía como comunión
La
frase del Señor: “El que come mi carne
y bebe mi sangre en mí mora y yo en él”
señala este segundo aspecto de la Misa, esta
mutua inhesión. Gracias al carácter
unitivo de la Misa, Cristo y el que lo comulga se
unen de manera íntima. Según S. Agustín
en la Eucaristía se produce una doble comunión.
Por una parte Cristo penetra en mí, pero por
otra yo entro en su interior, me entraño en
Él. “Yo en ellos y ellos en mí”,
dijo el Señor en su Última Cena. Yo
lo comulgo y Él me comulga. De ahí el
carácter nupcial que varios Padres creen encontrar
en la Eucaristía. “Dos se hacen una carne”…
Como al comulgar a Cristo nos “entrañamos”
en Él, este sacramento es fuente de unión
con el Cuerpo Místico de Cristo, y por ende
fuente de caridad con el prójimo. “Amaos
como yo os he amado”, nos dejó dicho
el Señor.
3.
La Eucaristía como viático
Se
le llama “viático” en el sentido
del alimento al que recurre el que está “en
camino”. Por eso su mejor figura es el maná,
que fortaleció a los miembros del pueblo elegido
en su caminar por el desierto. Así la Eucaristía
es el alimento del peregrino a la Patria Celestial.
Más aún, en cierto modo nos adelanta
el Cielo, la unión definitiva con Dios.
Implicará
siempre una invitación a no vivir en la “inmanencia”,
como vive la mayor parte de los hombres de nuestro
tiempo, sino a levantar los ojos a nuestra Patria
Celestial. “Levantemos el corazón”,
“sunsum corda”, dice el sacerdote en el
prefacio de la Misa.
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