Del 27 al 29 de octubre de 2006
en el Gimnasio de la Universidad Autónoma de Guadalajara

Relatoría Segunda Conferencia

Fecha:

Viernes 27 de Octubre

Hora:

12:00

Conferencia:

Héroes y Santos en la Ciencia: Jerónimo Lejeune

Expositores:

Lic. Mónica del Río
Dr. Enrique Díaz Araujo

Moderador:

Dr. Raúl Leguizamón

Relatores:

Ing. Q. Antonio Angulo Favela
Dr. J. Jesús Ambriz Vidal

Lic. Mónica del Río

            Jérôme Lejeune es uno de los padres de la Genética Moderna. Médico, Catedrático e investigador de numerosas enfermedades de origen genético, la más conocida la Trisomía del par 21, que produce el Síndrome de Down, misma que descubrió en 1958, a la edad de 32 años.

            Fue el gran impulsor de la Academia Pontificia para la vida, la cual sólo pudo presidir los 33 días previos a su muerte.  El 19 de Febrero del 2004, a diez años de su muerte, la X Asamblea General de la Academia Pontificia para la Vida acogía de pie y con viva ovación la propuesta del Cardenal Fiorenzo Angelini para iniciar el proceso de beatificación de su primer presidente.

            Lejeune nació el 13 de junio de 1926.  Obtuvo su título de medicina, en la Universidad de París y estudió genética en la Facultad de Ciencias de la Sorbona. Recién licenciado en Medicina, encontró su verdadera vocación: entender, analizar y curar las enfermedades mentales, en especial el mongolismo, posteriormente denominado Síndrome de Down. Lejeune amaba al enfermo y odiaba su enfermedad.

           
            Sospecha que el mongolismo es un accidente genético y, auxiliado por Marthe Gauthier, descubre en 1958, que estos niños en vez de tener dos cromosomas 21 tenían tres cromosomas, de ahí el nombre de trisomía del par 21.  Se trataba de un accidente, de una alteración genética. Por dicho descubrimiento genético recibió en 1962 el Premio Kennedy, en 1964 el Premio Memorial William Allen, una de las recompensas más altas que se puede recibir en genética en el mundo.

            Estaba acreditado desde 1957 como experto francés ante la ONU en el tema de las consecuencias que las radiaciones atómicas podían tener en los afectados y su descendencia.  En 1962 lo designaron como experto en genética humana en la Organización Mundial de la Salud (OMS).  Fue miembro de la Academia de Medicina (1984), y de la Academia de Ciencias Políticas y Morales de Francia (1982). Fue miembro Director del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de París y miembro de la Academia Americana de Artes y Ciencias; de la Real Sociedad de Medicina de Londres, de la Real Sociedad de Ciencias en Estocolmo, de la Academia de Ciencias de Italia y de Argentina y desde 1974 de la Pontificia Academia para las Ciencias.  Conoció a muchas personalidades de fama internacional. A pesar de ello Lejeune nunca perdió su sencillez.  Se desprendió de las vanidades mundanas.

            A Lejeune no lo mareó la fama. Todo lo hacía por sus pacientes, y le parecía poco, y solía repetir esa respuesta que San Vicente le daba a la Reina cuando preguntaba ¿qué debemos hacer por los demás?:  “¡Más aún! ¡Más aún!”

            Era afable en el trato con la gente y se hacía tiempo para todos, particularmente para sus enfermos y sus familias.  Siendo una autoridad científica se ocupó de los más desvalidos.

            Para Lejeune la década de los años 60 fue su etapa triunfal; pero cuando, al inicio de los años 70, inicia su militancia a favor de la vida humana, sella su destino.  Afirma y fundamenta, desde el punto de vista científico, el inicio de la vida humana desde el momento de la concepción, ante las iniciativas de ley, ya sea nacionales o internacionales, en las Naciones Unidas para legalizar el aborto.  Lejeune, utilizando argumentos científicos, se opuso, afirmando que ese ser humano temprano que se quiere eliminar es único e irrepetible.  Y les increpa: “esta Organización para la Salud se ha transformado en una organización para la muerte.

            Fustigaba a los científicos que pretendían esconder el crimen con eufemismos. Por esa defensa de la vida humana, los mismos que lo habían colocado en la cumbre de la fama por su ciencia lo difamaron y humillaron cuando se tornó “políticamente incorrecto”.  Fue excluido y perseguido  desde el punto de vista personal, profesional, económico.  No obstante investigó hasta el final de su vida. 

            Fundó y presidió una asociación destinada a ayudar a las embarazadas en riesgo.  Abre las casas “Pulgarcito”, donde podían alojarse las embarazadas desamparadas.

            Muere el 3 de Abril de 1994.

            “El profesor Jerôme Lejeune asumió plenamente la responsabilidad particular del sabio dispuesto a convertirse en un signo de contradicción, sin tener en cuenta las presiones externas ejercidas por la sociedad permisiva ni el ostracismo al que lo habían condenado” (Juan Pablo II).

Dr.Enrique Díaz Araujo

En el año 1990 el Dr. Díaz Araujo  conoce personalmente  a Lejeune en un curso impartido por él en Argentina. En es curso Lejeune dijo: “Estoy contra el aborto porque no me agrada matar a un miembro de mi especie”. “Para mi un paciente es un paciente, sin importar su tamaño”

La defensa del feto que hacía Lejeune se basaba en el hecho, comprobado experimentalmente, de que en el momento de la concepción ya está toda la información del nuevo ser humano.

 

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