Del 27 al 29 de octubre de 2006
en el Gimnasio de la Universidad Autónoma de Guadalajara

Relatoría Octava Conferencia

Fecha:

Sábado 28 de Octubre

Hora:

16:00

Conferencia:

Héroes y Santos en la Milicia: Juana de Arco, Gral. Miguel Miramón

Expositores:

Lic. Sofía Villavicencio
Prof. Manuel Vargas de la Torre

Moderador:

Lic. Arturo Ortega Ponce

Relatores:

Dra. Ma. del Carmen Ulloa Leal
Lic. José Antonio Rolón Velázquez

GRAL.  MIGUEL MIRAMON

Don Manuel Vargas de la Torre nos recordó las palabras de S.S. León XII: “Para un católico, la primera ley de la historia sea no osar  mentir, y la segunda, no tener miedo a decir la verdad”.

Esta verdad, dice Don Manuel, tiene dos enemigos: La pasión  y la ignorancia, que por  desidia están en la mayoría  de los mexicanos.

En la historia se oculta o se vitupera a los verdaderos  héroes y se alaba a muchos falsos héroes. Entre los primeros  nos encontramos  con Hernán Cortés, quien con un gran celo religioso impulsó la evangelización de los indígenas paganos. Su obra fue portentosa y adquirió el sentido de una cruzada mística.

Si Cortés es el creador de la Nación Mexicana, Agustín de Iturbide  encuentra una patria  madura que arrebata de las garras del liberalismo y la masonería que se habían  apoderado de España y de Europa. Agustín  de Iturbide, quien nos dio independencia, Patria, Bandera, ha sido borrado de la historia, del Himno Nacional, hasta por decreto.

Pasando a una de las epopeyas más  gloriosas de México y del universo, aquella que ha llenado  a nuestro país de Santos y de Mártires, la Cristiada, encontramos a un paladín, que como Saulo de Tarso, El General Gorostieta experimentó una transformación, y de agnóstico, liberal, jacobino y masón, se unió al ejército libertador, se identificó con la causa por la libertad religiosa y vio  más allá de la derogación de las leyes persecutorias, reclamó inclusa al mismo Episcopado Mexicano por los llamados “acuerdos” entre el gobierno y algunos prelados. Murió en combate y ha sido relegado al olvido.
Miguel Miramón,  el “Joven Macabeo”, ingresó al Colegio Militar a los 14 años,  poco meses antes de la invasión  yanqui a nuestra Patria.

Miramón estuvo en el castillo de Chapultepec defendiendo hasta el último momento a su Patria, fue herido y hecho prisionero por el invasor, por ello es considerado uno de los Niños Héroes.

Excelente alumno, obtuvo ascensos, tanto en el Colegio Militar como en el campo de batalla. Pronto gana los grados  de General  de brigada y de división.

Al triunfo de la Revolución  de Ayutla, Juan Álvarez ocupa la Presidencia de la República,  como premio a su traición en Chapultepec.

A los 27 años, Miguel Miramón  llegó a ser Presidente de la República, el más joven  en toda nuestra historia. Aceptó la intervención  y el imperio cuando persuadido de que aquella no amenazaba la independencia, sino que podía establecer un gobierno nacional durable.

Muchas fueron las cualidades que hacen que Miguel Miramón  se confunda con los héroes atenienses, espartanos,  romanos y españoles,  que hacen que sea admirado hasta por sus enemigos. Miramón murió fusilado en plenitud de su juventud, junto con Mejía y Maximiliano.

 SANTA JUANA DE ARCO, LA SANTA GUERRERA

La historia no se reduce simplemente a una explicación racional de los hechos,  por encima de ella, se encuentra la meta historia, la que dirige magistralmente la mano divina;  Dios se vale en su obra salvífica de hombres, o bien de pueblos: Dios quiso valerse de una muchacha inculta para salvar a Francia.

Marco histórico:

La guerra de cien años había dado inicio en 1340, debido a que los reyes de Inglaterra reclamaban para sí la corona de Francia por derecho de herencia.

A principios del siglo XV, en Francia se encontraban tres fuerzas que pretendían la corona.

  1. La legítima, de Carlos VII, también conocida como la de los “Armagnacs”
  2. La ambiciosa, del duque de borgoña, llamada de los Borgoñones.
  3. La invasora, de los ingleses que querían a toda cosa hacerse de Francia.

Biografía de santa Juana de Arco:
Hija de Santiago de Arco y de Isabel Romée, nació en la aldea de Domremy, Francia, en enero de 1412.  A los 13 años se le apareció San Miguel Arcángel a anunciarle la encomienda de salvar a su pueblo.

A los dieciséis años y medio, voces del cielo le urgían a iniciar con la encomienda divina que consistía primordialmente en rescatar al Delfín Carlos y hacerlo coronar.

Santa Juana cambia su falda  por armadura y se corta el cabello para emprender su hazaña caballerezca. Su vida puede dividirse en tres períodos:

  1. El período de luz, de su auge militar (febrero- julio 1429)
  2. El período de sombra y decadencia (agosto 1429-marzo 1430)
  3. El periodo de tinieblas, de su juicio y muerte (marzo 1430- mayo 1431)

Carlos VII plenamente convencido de que Santa Juana era una doncella enviada del cielo para salvar a Francia,  obsequia a la joven una armadura blanca y un caballo.

Voces celestiales también le habían dicho a Santa Juana que debía portar una espada especial, no para matar, sino como señal de autoridad. Llevó la espada de cinco cruces, que  perteneció al gran Carlos Martel.

Cual caballero cristiano, la santa guerrera emprendió su marcha no sin antes hacer que sus soldados se confesaran y escucharan la Santa Misa.

Antes de dar batalla, Santa Juana enviaba a sus enemigos una intimidación en la que les rogaba rendirse, de parte de Dios.

Después del triunfo en Orleáns, Santa Juana persuade al Delfín  de dirigirse a Reims para ser coronado.

Los ingleses le habían endilgado a Santa Juana de Arco poderes demoníacos, como causa de sus victorias.  El odio de los ingleses hacia Santa Juana crecía en la medida que ésta les arrebataba ciudades para la causa del Delfín.  Desde entonces, los ingleses habían jurado quemarla.

El 17 de julio de 1429, en la catedral de Reims, Carlos VII es coronado ante los vítores de su pueblo.

En Beauvais, el único que se había enojado por el triunfo de la doncella fue el obispo de la ciudad, Pedro Cauchon, quien como aliado de los ingleses, compartía el odio y el rencor hacia la doncella.  Este obispo, de triste memoria, se convertiría en el verdugo intelectual y moral de Santa Juana de Arco.

Los habitantes de Compeigne habían sido nuevamente subyugados por los borgoñones, Santa Juana y unos cuantos soldados salieron a socorrerlos.  Santa Juana fue tomada prisionera. 
Sus voces celestiales ya le habían anunciado que sería hecha prisionera.  El obispo Pedro Cauchon, pagó 20.000 libras esterlinas al señor Luxemburgo por la codiciada presa.

La  prisión de Santa Juana, era una estrecha torre en la que estaba encadenada por el cuello, con cadenas en manos y pies y custodiada, mejor dicho amenazada por cinco soldados, de los cuales tres dormían en su aposento.  Debido a la impudicia de estos rufianes, que de día y de noche la insultaban con sus groserías, fue que Santa Juana de Arco no quiso vestirse mas de mujer, para que su virginidad,  prometida a Dios desde los trece años, no sufriera menoscabo; Santa Juana no fue encarcelada en una prisión  reservada para mujeres y atendida por mujeres.

La venganza de la Inglaterra altiva, que había sido humillada por una aldeana Francesa, sería condenarla por hechicera y hereje, así desprestigiaría de golpe la causa de Carlos VII y  lo derrotaría.

El 30 mayo de 1431, por última vez en su vida, y después de meses de haberle sido negada la Comunión, Santa Juana se confesó y con abundantes lágrimas recibió la Sagrada Hostia y perdonó a todos los que la ofendieron.  Ni los propios jueces pudieron contener el llanto ante tan conmovedora escena.  Pidió finalmente que le llevaran ante sí un crucifijo.  Mirándolo fijamente en medio de las llamas, gritó sus últimas palabras: “¡Jesús!, ¡Jesús!, ¡Jesús!”

El secretario del rey inglés, John Tressart gritaba espantado: “Hemos quemado a una Santa”.  Estaba convencido de ello porque por más aceite y azufre que había empleado para destruir el corazón de Santa Juana, éste se conservó íntegro.

Después de varios años, tal como lo había profetizado la doncella de Orleáns, Inglaterra fue expulsada del suelo francés, quedando toda Francia para los franceses.

Veinticinco años después, a instancia del rey Carlos VII, y con anuencia del papa Calixto III, fue examinado el proceso contra Juana de Arco y fue declarado nulo e inicuo.  Fue rehabilitada por la iglesia y canonizada por Benedicto XV, el 17 de mayo de 1920.

Sea pues esta heroína, mártir y Santa francesa una evidencia para los racionalistas, un modelo para los varones, para enseñarles que si una muchacha de diecisiete años pudo salvar a su patria, ellos también pueden encauzar su voluntad firme a los altos valores del espíritu; un modelo para las mujeres y para la juventud mexicana.

Santa Juana de Arco: ¡Rogad por Nosotros!

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