Del 27 al 29 de octubre de 2006
en el Gimnasio de la Universidad Autónoma de Guadalajara

Relatoría Primer Conferencia

Fecha:

Viernes 27 de Octubre

Hora:

10:30 a.m.

Conferencia:

Héroes y Santos en la Educación: Don Bosco

Expositores:

Fray Armando Díaz
Dr. Alberto Caturelli

Moderador:

Dr. Néstor Velasco Pérez

Relatores:

Lic.  Héctor Gómez González
Dr. Ismael Zamora Tovar

Dr. Alberto Caturelli

EL MAESTRO CRISTIANO Y UN PEDAGOGO ARQUEOTÍPICO:
SAN JUAN BOSCO

Para el Dr. Alberto Caturelli la obra pedagógica de Don Bosco es fruto de la inspiración Divina y su método, como Don Bosco mismo afirma, es el amor que retoma, desarrolla y aplica lo esencial de la tradición pedagógica cristiana.

La caridad pedagógica cristiana transfigura la paideia antigua; es decir, “el estado de un espíritu plenamente desarrollado en el cual han florecido todas sus virtudes, el del hombre que ha llegado a ser verdaderamente hombre.  De análogo modo, la formación del hombre sigue siendo la edificación del hombre total; es decir, de la paideia como el desarrollo del hombre hasta su máxima perfección posible; pero ahora, no se trata de un mero “ideal” irrealizable, sino de hacer del hombre lo más semejante al Divino Modelo que es Cristo-Salvador.

De ahora en adelante, educar será “edificar” a Cristo en el hombre, hacer del hombre otro Cristo. No se trata de un “ideal” abstracto irrealizable, sino de una realidad inefable, Cristo mismo, modelo de cada “cristo” engendrado progresivamente en el proceso educativo.

El Maestro es el Verbo, Él es el único que absolutamente, enseña: “Yo soy la luz, he venido al mundo para que todo el que cree en Mi no quede en tinieblas” (Jn 12, 46).  La educación tiene como único modelo a Cristo y el pedagogo del Hombre es también Cristo. Clemente Alejandrino transfigura la idea griega del pedagogo, por la del Logos Paidagogós, el Pedagogo divino que “es el Santo Dios Jesús que conduce a la humanidad entera.

El pedagogo humano es intermedio entre la imagen y semejanza y el Cristo perfecto; el verdadero educador es Él y el mejor maestro humano es el Santo porque es el más semejante a Él.

 Para San Agustín, dice el Dr. Caturelli, quien forma o educa prepara, por medio su verbo, el recinto exterior del educando para que escuche al Verbo que mora en nosotros. En la doctrina de Santo Tomás, el maestro humano es, ministro del Verbo, maestro por participación del único Maestro y único Ejemplar. Para la tradición cristiano-católica, la causa ejemplar de la educación “esculpiendo” el Modelo en el alma del discípulo

El  “Sistema Preventivo”, ante todo, es un cierto orden a seguir que tiene como fin esculpir en el niño la imagen de Cristo y como la gracia cura y salva la naturaleza, será al mismo tiempo, formar al hombre más perfecto posible. El sistema preventivo, prevé con anticipación dando a conocer las normas; los maestros, como “padres amorosos” están con los niños. Aconsejan, corrigen con amabilidad y juegan con ellos de modo de ponerlos casi en la imposibilidad de faltar.

Dice Don Bosco que este camino “descansa por entero en la razón, en la religión y en el amor; excluye por consiguiente, todo  castigo violento y procura dejar aun los suaves.

Razón-religión-amor. Se implica en el acto concreto de educar. La razón del alumno  es advertida de modo que la corrección no le enfade porque el aviso es  “amistoso y preventivo” formulando con amor; El amor que todo vivifica no es una suerte de Eros sensible; es el ágape cristiano, el amor a Cristo en el discípulo imagen y semejanza y de Cristo mismo en la entrega del maestro al discípulo. Amor a Cristo, amor en Cristo, amor de Cristo. Tal es  la religión que se funda con el amor, que se hace una con el amor subsistente y que cura, salva y transfigura la razón  o el buen sentido.

“Solamente el cristiano santo puede aplicar con éxito el sistema preventivo” porque sólo el santo ama como ama Cristo. Por tanto, podría agregar que a  medida que el maestro cristiano progresa en su vida espiritual, es decir, en la medida de su progreso interior educará mejor; de modo que quien mejor aplica el método del amor es el santo. Don Bosco lo era.

El hombre es el ápice de la creación y Dios ama de modo especial a los niños cuya virtud primera es la obediencia a los padres y a Dios; sin ellos no se alcanza la virtud. Por ellos el joven ha de huir de las tentaciones; y la clave es la santa pureza que es “la virtud reina” alcanzada por el amor constante, la frecuencia de los sacramentos y la entrega a María que ayuda a los jóvenes a no cometer pecado mortal, a conservar la pureza y a evitar las malas compañías.

El santo pone el acento en el amor de calidad que llama amorevoleza, que es el amor sobrenatural en acto concreto y la familiariza, que es esta misma caridad en cuanto se muestra con tanto afecto que “abre los corazones” cuando el amado (el alumno) sabe que es amado.

La fineza espiritual de don Bosco intuye que “no basta” amar sino que el amado conozca el amor con el que se le ama. Saberse amado abre los corazones y el Modelo de semejante amor es Cristo, quien infinitamente nos  ama y hace que nosotros sepamos de un infinito amor: hace nacer así la jerarquía (que sería una pseudos familiaridad) sino la confianza y entrega propia del amor cristiano.

San Juan Bosco es arquetipo de pedagogo, de misionero y de cristiano. Como pedagogo es “copia” excelsa del Supremo modelo, Cristo Pedagogo. Por último, Don Bosco es el prototipo del cristiano.

 

Fray Armando Díaz

Recurrir a los arquetipos es buscar aquello que eleva y nos hace trascender hacia Dios el Arquetipo Absoluto.  Todo arquetipo o modelo es la encarnación del verdadero ideal propuesto eternamente por Dios y actualizado por Nuestro Señor Jesucristo, modelo de los modelos que nos dice que Él es el verdadero Camino, Verdad y Vida.  El modelo propuesto es San Juan Bosco que por su santidad y sus escritos nos entrega la verdad que es inequívoca, permanente, absoluta, que no surge del hombre, sino que Dios la establece en el ser de las cosas cuando crea.

Él nos hace una propuesta que es el método preventivo, que tiene como base aquel adagio tradicional “mejor es prevenir que curar y que corregir”.  El método preventivo tienen tres pilares: la razón, la religión y el amor caritativo. 

La razón, ya que el hombre es animal racional por lo tanto tiene la capacidad de razonar y conocer la verdad en lo que ya es.  El maestro testigo de la verdad, del bien y de la belleza debe conducir al discípulo a la Verdad, al Bien y a la Belleza, que en sentido absoluto es Dios.  La enseñanza es fruto de la contemplación, el educador por tanto para causar la ciencia en el discípulo debe ser primero un contemplativo.

Segundo, la religión.  La religión indica que el método es trascendente ya que la educación tiene como causa final absoluta a Dios, causa final secundaria la salvación de la propia alma y de los demás.  San Juan Bosco decía “Dadme almas y lo demás quedaos vosotros”, para él educar es salvar almas en Cristo mediante una formación integral arquitectónica y catedralicia.  San Juan Bosco no es un ecléctico que une la verdad y el error, sino que busca enseñar la verdad en su totalidad y el orden a Dios. 

Tercero, el amor caritativo. Educar para Don Bosco es amar sobrenaturalmente al discípulo en la cátedra de la Cruz, que tiene la dimensión vertical del amor a Dios sobre todas las cosas y el amor al prójimo como a sí mismo por amor a Dios, que es la dimensión horizontal.

Educar para Don Bosco es también ejercitar la autoridad sabiendo vigilar y corregir al discípulo del error y del vicio para llevarlo a la virtud y a la vida de santidad en Dios.  El nos dice “es más fácil enojarse que corregir, pero es más perfecto corregir que enojarse, es más fácil corregir que amar, pero es más perfecto amar que corregir”.

En síntesis, Don Bosco no inventa nada, sino que toma la verdad permanente y la coloca a disposición de todos como un bien para toda la Iglesia, de ahí que dice que el mejor método educativo es la frecuencia del sacramento de la Confesión y de la Eucaristía, bajo el amparo de María Auxiliadora Madre del Redentor, trono de la sabiduría y Madre del Maestro de los Maestros, que es Cristo verdadero Dios y verdadero hombre.

 

 

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