Del 27 al 29 de octubre de 2006
en el Gimnasio de la Universidad Autónoma de Guadalajara

Relatoría Tercera Conferencia

Fecha:

Viernes 27 de Octubre

Hora:

16:00

Conferencia:

Héroes y Santos en la Comunicación: Louis Veuillot, Gilbert Keith Chesterton

Expositores:

Dr. Enrique Díaz Araujo
Dr. Eduardo B. M. Allegri

Moderador:

Dr. Ernesto del Castillo Calleros

Relatores:

Lic. Jorge Fernando Sánchez Cú
Lic. Refugio Durán Muñoz

Dr. Enrique Díaz Araujo

En la mitad del siglo  XIX se establece  una lucha  entre la tradición y la modernidad;  en esta circunstancia fue Veuillot un intrépido combatiente por la verdad completa.

Su lucha fue por la libertad  como el medio por el cual el hombre se aproxima a su fin con mérito. Pero  la libertad no es un absoluto, por ello no hay libertad para elegir el mal. Es en esta concepción  que Veuillot se distingue del liberalismo.

En apariencia el liberalismo tenía por objeto combatir los imperios, pero en realidad su objetivo era, en palabras  de Babeuf, destruir a la Iglesia. En esta lucha  la anti-Iglesia de la masonería  logró concretar su credo en la “Carta de los Derechos” del hombre,  que suprimen a Dios. 

Veuillot denuncia que “el liberalismo posee las llaves de la muerte  no sólo  para esta civilización, sino también para la otra, la sobrenatural”.

A pesar de esta contraposición entre el liberalismo y el catolicismo, algunos católicos han creído que se pueden buscar puentes  de unidad; este intento  de conciliación fue  condenado en 1880 por la Iglesia.  El Papa declaró que los católicos-liberales tienen un pie en la verdad y otro en la mentira y  en el Sillabus,  donde se denuncian  los errores liberales, se condena a quien afirme   “El Romano Pontífice puede transigir, consentir y convivir con el liberalismo”.

Veuillot se separa  de esta corriente  liberal-católica, y lucha desde su periódico “L’Universe, que fue clausurado porque publicó una encíclica del Papa que estaba prohibida en Francia.

En esta lucha Veuillot  llama al coraje, a la valentía de mantenerse firme en la verdad entera, sin concesiones con el error. Su lucha fue, siempre, por los derechos de Dios.   Especialmente brilló en la defensa del papado;  junto con el Cardenal Pie, Dom Gueranguer  y otros fieles católicos.

Promovió, junto con otros católicos fieles, el concilio  para proclamar la infalibilidad papal en materia de fe y de moral.

Dr. Eduardo B. M. Allegri

La vida  de Gilbert Keith Chesterton fue de un periodista, ámbito que en nuestros tiempos parece es  difícil para la heroicidad y más aún,  para la santidad. Sin  embargo, es  precisamente  la vida y  obra  de este hombre la que ha hecho decir a sus adversarios ideológicos y a sus oponentes acérrimos:  “El mundo no ha agradecido bastante haber tenido a Chesterton”.

En su  inmensa obra escrita y oral, tanto periodística como académica, abarca casi todos los asuntos  importantes de su tiempo,  de Europa y América.  Pero detrás de todas  estas preocupaciones  está su principal preocupación:  la fe, y particularmente aquello que llamó la Ortodoxia.

Cuando algunos  que lo oían  con simpatía por su gran inteligencia y versatilidad, advirtieron que aquello que decía de modo tan ocurrente era exactamente lo que de verdad creía acerca de Dios, la Iglesia o la historia y el hombre, fueron menos benevolentes con él.

Esta  es también una  forma de martirio: Dar el testimonio de la palabra y del pensamiento  a pesar de que todo el mundo grita que calle o que hable de otra cosa. Nueva  forma de martirio que puede ser la forma más frecuente en nuestro tiempo.

De Chesterton  se ha dicho que debía explicarles todo el Credo de nuevo a sus compatriotas ingleses, pero que encontró tanto qué decirles acerca del primer artículo: “Creo en Dios Todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra,  de todo lo visible e invisible….”, que prácticamente no habló de otra cosa.

Esta sola afirmación hoy requiere al menos heroicidad y probablemente de la fe, la esperanza  y el amor de un elegido de Dios.

 

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