Relatoría Tercera Conferencia
Fecha: |
Viernes 27 de Octubre |
Hora: |
16:00 |
Conferencia: |
Héroes y Santos en la Comunicación: Louis Veuillot, Gilbert Keith Chesterton |
Expositores: |
Dr. Enrique Díaz Araujo
Dr. Eduardo B. M. Allegri |
Moderador: |
Dr. Ernesto del Castillo Calleros |
Relatores: |
Lic. Jorge Fernando Sánchez Cú
Lic. Refugio Durán Muñoz |
Dr. Enrique Díaz Araujo
En la mitad del siglo XIX se establece una lucha entre la tradición y la modernidad; en esta circunstancia fue Veuillot un intrépido combatiente por la verdad completa.
Su lucha fue por la libertad como el medio por el cual el hombre se aproxima a su fin con mérito. Pero la libertad no es un absoluto, por ello no hay libertad para elegir el mal. Es en esta concepción que Veuillot se distingue del liberalismo.
En apariencia el liberalismo tenía por objeto combatir los imperios, pero en realidad su objetivo era, en palabras de Babeuf, destruir a la Iglesia. En esta lucha la anti-Iglesia de la masonería logró concretar su credo en la “Carta de los Derechos” del hombre, que suprimen a Dios.
Veuillot denuncia que “el liberalismo posee las llaves de la muerte no sólo para esta civilización, sino también para la otra, la sobrenatural”.
A pesar de esta contraposición entre el liberalismo y el catolicismo, algunos católicos han creído que se pueden buscar puentes de unidad; este intento de conciliación fue condenado en 1880 por la Iglesia. El Papa declaró que los católicos-liberales tienen un pie en la verdad y otro en la mentira y en el Sillabus, donde se denuncian los errores liberales, se condena a quien afirme “El Romano Pontífice puede transigir, consentir y convivir con el liberalismo”.
Veuillot se separa de esta corriente liberal-católica, y lucha desde su periódico “L’Universe, que fue clausurado porque publicó una encíclica del Papa que estaba prohibida en Francia.
En esta lucha Veuillot llama al coraje, a la valentía de mantenerse firme en la verdad entera, sin concesiones con el error. Su lucha fue, siempre, por los derechos de Dios. Especialmente brilló en la defensa del papado; junto con el Cardenal Pie, Dom Gueranguer y otros fieles católicos.
Promovió, junto con otros católicos fieles, el concilio para proclamar la infalibilidad papal en materia de fe y de moral.
Dr. Eduardo B. M. Allegri
La vida de Gilbert Keith Chesterton fue de un periodista, ámbito que en nuestros tiempos parece es difícil para la heroicidad y más aún, para la santidad. Sin embargo, es precisamente la vida y obra de este hombre la que ha hecho decir a sus adversarios ideológicos y a sus oponentes acérrimos: “El mundo no ha agradecido bastante haber tenido a Chesterton”.
En su inmensa obra escrita y oral, tanto periodística como académica, abarca casi todos los asuntos importantes de su tiempo, de Europa y América. Pero detrás de todas estas preocupaciones está su principal preocupación: la fe, y particularmente aquello que llamó la Ortodoxia.
Cuando algunos que lo oían con simpatía por su gran inteligencia y versatilidad, advirtieron que aquello que decía de modo tan ocurrente era exactamente lo que de verdad creía acerca de Dios, la Iglesia o la historia y el hombre, fueron menos benevolentes con él.
Esta es también una forma de martirio: Dar el testimonio de la palabra y del pensamiento a pesar de que todo el mundo grita que calle o que hable de otra cosa. Nueva forma de martirio que puede ser la forma más frecuente en nuestro tiempo.
De Chesterton se ha dicho que debía explicarles todo el Credo de nuevo a sus compatriotas ingleses, pero que encontró tanto qué decirles acerca del primer artículo: “Creo en Dios Todo poderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible….”, que prácticamente no habló de otra cosa.
Esta sola afirmación hoy requiere al menos heroicidad y probablemente de la fe, la esperanza y el amor de un elegido de Dios.
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