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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE GUADALAJARA
FORO INTERNACIONAL FE Y CIENCIA
25, 26 Y 27 de octubre de 2013
CRISTO REY
…Ergo rex es tu?... Tu dicis quia rex sum ego.
…¿Con que tú eres rey?... Así es, como dices: Yo soy rey.
(San Juan 18, 37)
…instaurare omnia in Christo..
…restaurar todo en Cristo…
(San Pablo a los Efesios 1, 10)
JUSTIFICACIÓN
Nuestro Señor Jesucristo afirmó pública y categóricamente, que Él es Rey, al responder al procurador romano en Judea, Poncio Pilato con términos explícitos según se fue manifestado por los cuatro evangelistas, por ejemplo: San Juan (XVIII, 37) “Entonces Pilato le dijo: ¿luego Rey eres tú? Respondió Jesús: así es como dices, yo soy Rey. Yo para esto nací y para esto vine al mundo, para dar testimonio de la verdad: todo aquel que es de la verdad escucha mi voz”.
Significa esto que Jesucristo tiene la plenitud de la autoridad en el cielo y en la tierra, no hay absolutamente ningún poder que esté sobre Él, por el contrario todos están bajo su domino y soberanía. No hay reyes ni príncipes, parlamentos, ni cámaras que puedan sustraerse a la realeza de Cristo. Es más, todo poder de este mundo es participación del poder absoluto y supremo de Dios. Jesucristo tiene sobre el mundo dos clases de soberanía: la individual, de que exigirá en la hora del juicio estrecha cuenta a cada uno de los hombres por lo que mira a su conducta particular; y la social, de que han de responder los gobernantes de pueblos tocante al régimen y gobernación cristiana de ellos, y aún los mismos más obscuros ciudadanos en la parte más o menos significada que les toque desempeñar en esta gobernación. Cristiana, es decir, sujeta a Jesucristo debe ser toda racional criatura, y cristianas, es decir, marcadas con el sello de Jesucristo deben ser todas sus cosas, sus letras, sus ciencias, sus artes, su hogar, sus leyes, sus instituciones todas. Cristiana, es decir, organizada según
Jesucristo, debe ser, en una palabra, toda función social, toda justicia que se administre, toda legislación que se dé, como que todos en la sociedad, desde el magistrado supremo que da su última sanción a las leyes hasta el postrero de los vasallos que las ha de cumplir, deben el uno dictarlas y el otro cumplirlas según Cristo y para servir a Cristo. Luego el Liberalismo procura por medio del laicismo la emancipación del Estado de la autoridad de Jesucristo, es radicalmente impío y anticristiano; grave pecado del entendimiento y de la voluntad, que para un cristiano equivale a la formal apostasía.
De lo cual se deriva que sólo es sana la filosofía que enseña a gobernar los Estados según esos principios, y que no es sana la que se opone a ellos o se les muestra indiferente, aunque no les quiera parecer hostil. Sí, porque en este punto no cabe neutralidad. Se reniega de la soberanía divina con el mero hecho de no profesarla y abiertamente defenderla. Hay, pues, en el fondo sólo dos políticas en el mundo después de la venida de Cristo, la que defiende el reino de Cristo y la que le combate, la de los Reyes Magos y la de Herodes. La primera noble, leal, religiosa, conduce a los pueblos al conocimiento de Cristo y a su adoración acá en la tierra, para facilitarles en la otra vida su eterna posesión. La segunda solapada, maquiavélicamente, cifrando únicamente en el bienestar y en el orgullo terrenos su ideal, no tienen otro norte para llegar a él que sus groseras concupiscencias. Ved cuán lejos empieza la cruda batalla que trae dividido y enconando en irreconciliables bandos al mundo actual…
Al enviar el Eterno Padre a su Hijo Unigénito al mundo en carne humana, para la obra sublime de la Redención, el primero de los soberanos títulos que quiso transmitirle por jure de heredad en medio de sus bajas y pobres apariencias, fue éste de Rey. Nacido en pesebre, pero Rey; perseguido y desterrado, pero Rey; vendido, azotado y puesto en cruz, pero Rey. La invisible corona de su realeza divina no se cae de su frente ni en las pajas de Belén, ni en los campos y aldeas de Galilea, ni entre las convulsiones y estremecimientos del Calvario. Con ella nace y con ella crece y con ella predica y con ella muere, y con su sangre del sepulcro y con ella asciende a los cielos, y con ella se sienta a la derecha del Padre, y con ella bajará a juzgar al mundo en el poster del día de Él, y con ella reinará entre sus escogidos y sobre sus enemigos por toda la eternidad. Sí, porque de Rey tiene la gloria, de Rey la potestad y el juicio, de Rey el universal señorío, pero también de Rey tiene el contraste de siempre obstinados y siempre vencidos contradictores. Por esto la Universidad Autónoma de Guadalajara se somete a Su soberanía y en cumplimiento a su misión formativa eligió este fundamental tema en su décimo Foro Internacional Fe y Ciencia.
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